Sinceramente tengo que reconocer que la salida del Sábado 20 de Junio estaba planificada para la observación con webcam de Saturno ¡A ver si definitivamente obtenía una buena instantánea! Si sobraba tiempo lo dedicaría a algún cúmulo de la constelación de Escorpio y poco mas. Lo que no podía sospechar es que, durante toda la sesión, estuve "acompañado" de un viento bastante fuerte que hacía que mi montura se moviera mas que la fecha de nacimiento de Mª Teresa Campos.
Ya voy aprendiendo poco a poco que una salida depende de si hace frío o calor, de la Luna, de la contaminación lumínica, de los vecinos, del cielo en esa fecha, de las nubes, del viento y por supuesto del seeing. A este paso apenas me quedan días en el año...
Entre racha y racha pude hacer algunas fotografías de otro bello acontemiento que lleva visible hace días, con algunas variaciones. Me refiero a la conjunción de la Luna en creciente, Júpiter (menos brillante que de constumbre y algo más alejado de nosotros en estas fechas) y Venus que ya va cayendo hacia el horizonte dejándonos su peculiares fases cada vez más acentuadas. También es verdad que cualquier planeta al lado de Venus parece una estrellita más. Si se fijan no se aprecia ninguna otra estrella y es que magnitud lumínosa del conjunto es brutal. Es imposible no ir conduciendo por la carretera o paseando por la calle y al levantar la vista y ver tamaño espectáculo no sintirse por momentos acongojado y sorprendido. Todas las personas saben cual es la Luna, pero casi ninguna saben que los otros dos son planetas.
En la captura se puede apreciar la luz cenicienta de la Luna |
Esa noche no me podía ir de vacío y yo soy muy perseverante en ese sentido. Orienté el tubo hacia la Luna para llevarme un último recuerdo de ella en mi retina y me di cuenta que aguantaba bien el viento. Es cierto, que haberme apostado en la azotea influyó porque a mayor altura más velocidad. Si hubiera estado un poco más abajo, en mi patio, y rodeado por cuatro paredes, ese aire no dejaría de ser una brisa, por cierto, muy agradecida por los más de 30ºC de esa noche. Ya cerca del horizonte a esas horas el color de su superficie se había tornado amarillento pero sus cráteres eran perfectamente nítidos. Si es cierto que las turbulencias hacían de las suyas porque no es lo mismo tirarle cuando está en el zenit que abajo del todo. Pero la gracias estaba en inmortalizarla en ese preciso momento. Me tomó un par de segundos sacar la compacta Canon, acoplarle el adaptador primero y luego el ocular, insertar el bloque por el agujero del enfocar y Zas, varias fotos hechas gracias al intervalómetro. A continuación pueden ver la mejor de esas tomas. Espero que les guste.
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