Teniamos todo preparado para que fuera un día inolvidable en el instituto. Pese a no tener clase hasta más tarde me desplacé el viernes bien temprano para tenerlo todo preparado. El material que usamos fue: un catalejo "casero" que me fabriqué con los restos de unos viejos prismáticos, un soporte de cartón para acoplarlo a un trípode, el propio trípode, unas gafas con filtro (brico), unos trozos de cartón con una lámina de filtro Baader, una cartulina blanca y dos cámaras de fotos (Canon 110d y Fujifilm 100JV).
Creo que, como media España, todos estabamos pendientes de la meteorología. Desde el día anterior hasta minutos antes del evento, la predicción del tiempo no era nada esperanzadora. Pero la ilusión me hizo agarrarme al mapa de nubes que aseguraba un gran claro en la zona de Andújar entre las 7 y las 13h de la tarde. Al final el claro estaba situado más al oeste, curiosamente sobre mi pueblo. Si no me hubiera desplazado hasta el instituto lo hubiera disfrutado durante más tiempo. Pero los acontecimientos se dieron así...
A las 8:45h ubiqué el trípode sobre el patio del colegio y lo orienté al Este. Nubes, nubes y más nubes. El tiempo pasaba, el timbre sonó por primera vez. Los alumnos, en el descanso, se acercaban curiosos en busca del eclipse del que habían oido hablar pero solo pudieron ver un cielo encapotado. Tan solo pude darle algunas nociones de lo que estaba sucediendo y nos estábamos perdiendo. Muchos, al ver el trípode, intentaron mirar por el ocular del catalejo directamente al Sol (¡sin filtro!). Otros pensaban que si miraban directamente con unas gafas de Sol evitarían los riesgos...Hay que ir corrigiendo estos malos usos tan extendidos porque se propagan muy rápido entre la juventud.
Serían sobre las 9:20h cuando las nubes empezaron a ganar luminosidad, hice una rápida mirada al patio y parecía mucho más iluminado, me despiste unos segundos pensado en cual sería mi siguiente movimiento y al mirar de nuevo hacia arriba las nubes se estaban disolviendo a una velocidad de vértigo. Era el momento de orientar el catalejo hacia el Sol. Todavía no hacía sombra sobre la cartulina, lo intento por segunda vez buscando que la sombra proyectada fuera la mejor posible buscando la dirección correcta. Y cuando menos lo esperaba el cielo se abrió. Corrí a por el trozo de cartón sobre el que había pegado una cartulina blanca. Lo puse detrás del ocular a unos 15-20 cm y por primera vez pude admirarlo.
El eclipse se encontraba aún en una fase temprana, quedarían 40 minutos para el máximo pero ya se podía apreciar con claridad el "bocado" de la Luna sobre nuestro astro.
En ese momento los alumnos más afortunados que a esa hora tenían clase en las aulas situadas más cerca del patio, al ver el espectáculo, empezaron a salir. Al verlos les di unos canutillos de cartón sobre los que el día anterior había colocado un trozo de filtro. Debían darse prisa porque el Sol volvería a ocultarse cuando menos lo esperaramos. Al principio se entrañaron al ver lo filtros. En un primer momento parecen un simple trozo de aluminio. No creían que se vería nada por ellos. Pensaban que era una broma pero cuando se los acercaron al ojo y miraron al Sol, adaptando la vista hacía el infinito, pudieron ver ese puntito luminoso, ahora menos que de costumbre con la zona oscura debida eclipse. Por norma general los móviles están prohibidos en clase pero en ocasiones como esta solemos hacer una excepción. Algunos chavales aprovecharon para sacar instantáneas interponiendo el filtro en la parte delantera de la mirilla. Consiguieron algunas fotos y videos más que decentes. Yo también usé las gafas caseras y la sensación de ver el fenómeno de manera estereoscópica no tiene ni punto de comparación con su visión monocular. Después realicé también una fotografía, esta vez con la cámara reflex y usando filtro baader. La imagen que me dio es pequeña porque usé el objetivo que viene de serie, pero una vez recortada, ampliada y retocada con el GIMP quedó una gran imagen.
En los últimos minutos del evento volví a proyectar su sombra sobre la cartulina obteniendo la fotografía que pueden ver más abajo.
Me queda una sensación agridulce por lo que pudo ser y no fue. Tengo medios para que la observación hubiese sido mucho más provechosa pero poder compartir estos momentos con compañeros y alumnos ha valido la pena.
A las 8:45h ubiqué el trípode sobre el patio del colegio y lo orienté al Este. Nubes, nubes y más nubes. El tiempo pasaba, el timbre sonó por primera vez. Los alumnos, en el descanso, se acercaban curiosos en busca del eclipse del que habían oido hablar pero solo pudieron ver un cielo encapotado. Tan solo pude darle algunas nociones de lo que estaba sucediendo y nos estábamos perdiendo. Muchos, al ver el trípode, intentaron mirar por el ocular del catalejo directamente al Sol (¡sin filtro!). Otros pensaban que si miraban directamente con unas gafas de Sol evitarían los riesgos...Hay que ir corrigiendo estos malos usos tan extendidos porque se propagan muy rápido entre la juventud.
Serían sobre las 9:20h cuando las nubes empezaron a ganar luminosidad, hice una rápida mirada al patio y parecía mucho más iluminado, me despiste unos segundos pensado en cual sería mi siguiente movimiento y al mirar de nuevo hacia arriba las nubes se estaban disolviendo a una velocidad de vértigo. Era el momento de orientar el catalejo hacia el Sol. Todavía no hacía sombra sobre la cartulina, lo intento por segunda vez buscando que la sombra proyectada fuera la mejor posible buscando la dirección correcta. Y cuando menos lo esperaba el cielo se abrió. Corrí a por el trozo de cartón sobre el que había pegado una cartulina blanca. Lo puse detrás del ocular a unos 15-20 cm y por primera vez pude admirarlo.
El eclipse se encontraba aún en una fase temprana, quedarían 40 minutos para el máximo pero ya se podía apreciar con claridad el "bocado" de la Luna sobre nuestro astro.
En ese momento los alumnos más afortunados que a esa hora tenían clase en las aulas situadas más cerca del patio, al ver el espectáculo, empezaron a salir. Al verlos les di unos canutillos de cartón sobre los que el día anterior había colocado un trozo de filtro. Debían darse prisa porque el Sol volvería a ocultarse cuando menos lo esperaramos. Al principio se entrañaron al ver lo filtros. En un primer momento parecen un simple trozo de aluminio. No creían que se vería nada por ellos. Pensaban que era una broma pero cuando se los acercaron al ojo y miraron al Sol, adaptando la vista hacía el infinito, pudieron ver ese puntito luminoso, ahora menos que de costumbre con la zona oscura debida eclipse. Por norma general los móviles están prohibidos en clase pero en ocasiones como esta solemos hacer una excepción. Algunos chavales aprovecharon para sacar instantáneas interponiendo el filtro en la parte delantera de la mirilla. Consiguieron algunas fotos y videos más que decentes. Yo también usé las gafas caseras y la sensación de ver el fenómeno de manera estereoscópica no tiene ni punto de comparación con su visión monocular. Después realicé también una fotografía, esta vez con la cámara reflex y usando filtro baader. La imagen que me dio es pequeña porque usé el objetivo que viene de serie, pero una vez recortada, ampliada y retocada con el GIMP quedó una gran imagen.
En los últimos minutos del evento volví a proyectar su sombra sobre la cartulina obteniendo la fotografía que pueden ver más abajo.
Me queda una sensación agridulce por lo que pudo ser y no fue. Tengo medios para que la observación hubiese sido mucho más provechosa pero poder compartir estos momentos con compañeros y alumnos ha valido la pena.
A la izquieda una foto del eclipse usando la Canon 1100d. A la derecha la proyección sobre cartulina.
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